El Teatro Cine Torcal es un edificio de estética excepcional en Antequera. El encargo del proyecto al arquitecto gaditano Antonio Sánchez Estévez, uno de los principales representantes de la introducción y desarrollo del Movimiento Moderno en Andalucía, debió de estar justificada por su experiencia en la práctica de esta tipología en su ciudad natal. En la década de los años treinta había proyectado los cines Municipal y Gades, labor ampliamente consolidada en los siguientes años y décadas con la construcción de numerosos cines en la capital gaditana y su provincia, así como el Málaga Cinema, en la capital malagueña. Con la lamentable desaparición de esta obra, el Teatro Cine Torcal ha pasado a ser el único ejemplar de esta tipología de la provincia adscrito a la estética del Movimiento Moderno.

El edificio ocupa una parcela abierta a tres calles. La fachada principal se muestra retranqueada con respecto a la línea edificatoria de la vía, permitiendo la apertura delantera de un espacio funcional para la recepción y congregación del público. La fachada oeste dispone de un acceso secundario abierto en un cuerpo lateral que amplía el perfil de retranqueo del cuerpo central. En altura se disponen dos plantas que organizan el patio de butacas y el anfiteatro a los que se accede desde el amplio vestíbulo, en eje con respecto a la entrada, y por sendas escaleras abiertas simétricamente en el vestíbulo, respectivamente.

La fachada principal distorsiona la simetría volumétrica a través de la interesante asimetría con que se organiza la planta de acceso, producto del juego entre los perfiles en ángulo y redondeados y la desigual distribución de los cuerpos, que “traslada” los vanos de acceso al este formando un ángulo recto con el módulo de taquillas. La disposición escalonada de los cuerpos cúbicos, con la apertura de una terraza a la que se accede desde el vestíbulo superior, perfila una atrayente y audaz plasticidad. Contribuyen a esta última, la alternancia de bandas rehundidas coloreadas de rojo y listones superpuestos pintados de azul, que recorren los paramentos a diferentes alturas. El uso de sencillas barandillas metálicas y los perfiles redondeados otorgan cierto aspecto de barco, metáfora recurrente. El resultado es de una rotundidad y limpieza compositiva aliviadas en su posible sobriedad y radicalidad.

En el interior se despliega un original conjunto de elementos decorativos Art Déco que se conservan en la actualidad, como los cactus gigantescos colocados en hornacinas de perfiles rectilíneos que flanquean el escenario, los paneles listados sobre la embocadura, o el mobiliario y la solería en forma de tapiz geométrico cromático del ambigú.

El edificio responde a una sabia adecuación forma-función. Las cualidades materiales y significativas del estilo del relax – con las que coincide plenamente los caracteres del estilo déco- traducen felizmente los objetivos y necesidades de un espacio para la diversión y la fantasía, en alusión a la originalidad, atracción y significación en el espacio urbano de un lugar singular alternativo a la cotidianidad.

BRG