Dentro del proceso de consolidación del Campus Universitario de Teatinos se proyectaron en la década de los años 80 del siglo XX los edificios que acogerían las diferentes facultades de la UMA, siguiendo el criterio de procurar unas autorías destacadas. Este inmueble fue concebido inicialmente como Complejo de Tecnología de la Información, pues se pretendía albergar en él a todas las ingenierías de la universidad, aunque finalmente acogió únicamente a las facultades de Ingeniería de Telecomunicaciones e Informática.
Un simplificación volumétrica del edificio nos lo presenta con tres grandes crujías muy alargadas, paralelas entre sí y respecto a los dos viales que la flanquean por sus fachadas mayores, la autovía del Guadalhorce y un vial interno de la universidad. Estas crujias -destinadas a fundamentalmente a aulas y seminarios-, presentan, pese a sus muy considerables dimensiones,un aspecto ligero, debido a que la mayor parte de su superficie de fachada se muestra acristalada. Los espacios abiertos delimitados entre éstas acogen elementos ajardinados.
La articulación entre los tres cuerpos se verifica por su lado oriental, donde se disponen otras crujísa en disposición oblícua respecto a las mencionadas y que a su vez comunica y articula nuevas crijías y cuerpos edificados. Éstas últimas se diferencian de las primeras por su menor altura y en textura y cromatismo, pues sus muros exteriores son de ladrillo visto.
Las crujías principales -inicialmente aludidas-, muestran en su interior una gran diafanidad, pues las aulas se disponen a uno y otro lado dejando libre el centro, donde las diferentes plantas quedan intercomunicadas mediante grandes aberturas circulares alineadas por las que penetra la luz desde la superior, cubierta con metracrilato.
La aparentemente reducida comunicación interior de los diferentes edificios que integran el complejo se palia con la presencia en el exterior de múltiples elementos de cubrición, como pérgolas o extensas viseras sustentadas por columnas. Este último sistema se emplea también a gran escala, con grandes y voluminosas columnas de hormigón visto que otorgan a determinadas áreas del complejo un aspecto que recuerda a los palafitos. En otras ocasiones son pasillos cubiertos -moderno trasunto de las tradicionales algorfas-, las que surgen en disposición oblícua en las plantas altas. La diversidad de soluciones arquitectónicas otorga logra que este amplio complejo proporcione un aire de diversidad y al usuario le sugiere la idea de poder elegir entre diversos itinerarios para conducirse hasta un mismo punto. La abundancia de vegetación y zonas verdes en las plantas bajas y áreas exteriores perimetrales facilitan la integración interior-exterior y termina de eliminar la posible sensación claustrofóbica que otra conformación podría haber aportado. Sin embargo, hay que reprocharle la ausencia de una mayor protección ante situaciones de inclemencia metereológica, en cuyo caso el inmueble pierde la sensación de acogimiento. En su favor puede argüirse la buena integración de grandes aparcamientos en el subsuelo en una equilibrada fórmula que impide la visión de los vehículos a la vez que este espacio mantiene grandes aberturas hacia el exterior que proporcionan iluminación y ventilación natural.
FRM
