Este bloque cuenta con un emplazamiento privilegiado, en la ladera del monte del Morlaco, y con una orientación suroccidental sobre el Paseo Marítimo. Es uno de los bloques de pisos más llamativos de la ciudad, tanto por su situación como por su forma, caracterizado por una amplia curvatura y una composición básicamente horizontal. Dicha forma cóncava lo relaciona tanto con ejemplos del Movimiento Moderno como con, en el fondo, los crescent ingleses del XVIII (cuyos ejemplos más célebres son los de la ciudad de Bath). Planta que además permite una perfecta integración con el jardín (donde se halla el enorme ficus centenario que da nombre al bloque) y, por extensión, con la vista marina: una composición, por consiguiente, configurada esencialmente por su ubicación. Por lo demás, se caracteriza por su simplicidad formal, con una nítida volumetría, privilegiándose por encima de todo la fachada principal, con balconadas corridas de hormigón en crema claro, que destacan sobre un paramento en tono tostado. Dichos balcones son los que crean el módulo básico que se repite a lo largo de todo el edificio, si bien la esbelta curvatura evita la monotonía del conjunto. En cuanto a su interior, los pisos se caracterizan por su amplitud y excelentes orientación y distribución. En suma, uno de los mejores ejemplos de la ciudad de vivienda plurifamiliar de los años setenta.
FGG