Emplazado en la antigua zona de ensanche oriental de la ciudad, el edificio popularmente conocido como “Desfile del Amor” es un compacto bloque de viviendas organizadas en torno a un estrecho y alargado patio-calle paralelo al paseo de Reding. Renunciando completamente al ornamento, el autor ha confiado toda la potencia formal de sus fachadas a una serie de resaltes lineales y volumétricos que atenúan el rigor parietal exigido por el Racionalismo. El edificio exhibe una homogénea unicidad parietal en cuanto a textura y color –el ocre-, animándose sus superficies mediante prismas de base rectangular y hexagonal que vuelan levemente sobre el plano de fachada y discretos voladizos sobre los huecos en las esquinas. Unas molduras horizontales unifican todos estos gestos para dotar al discurso arquitectónico de una gran coherencia visual. Junto a los citados elementos, los expresionistas ventanales en bow-window de la fachada sur contribuyen a dotar al edificio de un inconfundible aire racionalista.
La resolución de los problemas tipológicos y de organización interior arrojó también interesantes resultados. El edificio ocupó finalmente media manzana, por lo que se propuso la combinación de una estructura tradicional de manzana cerrada sobre patio interior con la más moderna de patios abiertos a fachada en el flanco sur del solar; esta fachada interior se articula en peine mediante tres cuerpos perpendiculares de doble crujía que formalizan dos patios para iluminación y aireación de las viviendas meridionales. La organización en retícula cartesiana de todo el conjunto respondía a un concepto racional y moderno de la ocupación urbana.
La combinación de las soluciones de fachada y patio-calle interiores haría del inmueble una de las más interesantes propuestas para la resolución del problema de la tipología del edificio de viviendas en el ensanche malagueño. A su vez, la planificación de las viviendas obedece a los intereses de González Edo por la vivienda mínima, una de las piedras angulares del Movimiento Moderno en arquitectura. La sencilla y algo convencional distribución de las mismas se basa en una doble crujía de habitaciones orientadas tanto a fachada como al patio interior.
El edificio de viviendas “Desfile del Amor” es uno de los mejores dechados de la primera arquitectura moderna en Málaga. Su emplazamiento, alejado del centro histórico de la ciudad, permitió al autor ejercer con mayor libertad su adeudo con la vanguardia internacional, así como su compromiso con el problema de la vivienda mínima en la ciudad. Lejos de adoptar un gran rigor parietal, pero también de la relativa jactancia decorativa que caracteriza a otra obra de González Edo contemporánea, el edificio “Actualidades” de la plaza del Carbón, el “Desfile del Amor” luce con el vibrante juego luminoso y volumétricos de sus superficies. Es además un ejemplo de lo que debería haber sido La Malagueta según el posterior modelo urbanístico del arquitecto madrileño.
IVV