La empresa fue fundada en 1965 por un grupo de 12 farmacéuticos malagueños que constituyeron una cooperativa que al año siguiente comenzó a operar desde su primera sede en la calle Beatas, aunque después establecerían nuevas subsedes en Antequera y Ronda. El éxito de la empresa exigió un traslado de la sede central a un nuevo edificio en la calle Purificación en 1975. El volumen de mercancías manipulado determinó que nuevamente se quedase obsoleta y en 1992 se acometió un convenio de permuta con el Ayuntamiento, que se quedó con el edificio a cambio de 32.000 m2. de terreno en el Polígono Trevénez.

En 1994 se puso la primera piedra del edificio y su inauguración tuvo lugar el 10 de mayo de 1996.

En el interior de la amplia parcela rectangular se diferencian claramente el edificio destinado a oficinas y uso social -más próximo a la entrada-, y el almacén -más amplio-, situado en la zona posterior.

Al primero se accede mediante una escalinata de doble desarrollo que nos conduce hasta un luminoso hall de distribución cuya montera acristalada muestra forma de quilla de barco invertida. A su derecha e izquierda se disponen dos cuerpos cuadrados. El de la derecha se corresponde con el salón de actos, cubierto por una cúpula circular integrada por la superposición de diversos anillos decrecientes. El edificio de la izquierda, como otros dos dispuestos en los vértices del hall, disponen a su vez de un amplio patio igualmente cuadrado. En los ángulos del hall se disponen las escaleras de acceso a la planta superior, donde se ubican despachos y la sala de reuniones de la junta directiva.

Una zona ajardinada con estanques y surtidores separa este área administrativa del almacén, que constituye una amplia nave rectangular totalmente diáfana que se encuentra automatizada mediante robots casi en su totalidad para la rápida expedición de los pedidos.

La singularidad arquitectónica del edificio viene dada por el uso de alargadas y funcionales columnas metálicas, la combinación de grupos de tres de ellas para constituir creativos contrafuertes en los ángulos y adosados al muro, y el uso de chapa acanalada como material de acabado en éstos. El cromatismo desempeña, asimismo, un papel determinante a la hora de hacer llamativo el edificio, pues se ha hecho uso casi exclusivo de los tonos rojizos, especialmente del rojo caldera. El lenguaje empleado consigue que elementos de exigencia funcional, como los tubos metálicos de la ventilación -habitualmente ocultados-, se muestren ostentosamente en las fachadas laterales del almacén donde se integran plenamente aportando una nota futurista.

El edificio fue concebido con vocación simbólica, al evocar con sus referencias a la tradición (jardines de inspiración nazarí, montera acristalada con forma de quilla de barca) y la modernidad (materiales, formas geométricas) el espíritu de la empresa. En los jardines dispuestos ante la fachada luce una escultura férrea en forma de peonza integrada por piezas triangulares y ángulos que con su forma y cromatismo rojo armoniza con la estética predominante en el edificio.

El lenguaje utilizado presenta semejanzas con otras obras del autor del proyecto, como el Centro Comercial Rosaleda y el Málaga Plaza.

FRM