El inmueble se levanta sobre la parcela extrema de una manzana rectangular de grandes dimensiones correspondiente a un conjunto mayor -de más manzanas con similares proporciones- de ensanche de la ciudad. Como “tapón” de dicha manzana, el inmueble se construye sobre la medianera de los edificios colindantes al Este; y con fachada a calle Tejares (sur), calle Marqués de Ovieco (oeste) y calle Segismundo Moret (norte). Tres calles con cotas diferentes que hacen que el solar tenga una topografía pronunciada y que por tanto deba recurrir a una solución de prisma perfectamente rectangular de tres alturas, levantado sobre un podio (planta baja) que asuma los desniveles y homogeinice el edificio (podio de dos plantas: garaje en el nivel más inferior y planta de acceso a cota de calle). Mientras los tres lados mencionados responden casi perfectamente a la ortogonalidad, la medianera posee una forma muy irregular.
El edificio aprovecha los intersticios generados en la unión con los edificios adyacentes para ubicar los usos de servicios (ascensor, escaleras, almacenes y aseos) en sus tres alturas, así como el pasillo distribuidor de circulación de todas las plantas. De este modo, los espacios servidores se esconden en el fondo del edificio aprovechando las irregularidades del contorno de la parcela en su parte interior, mientras que los espacios servidos (aulas, despachos y salón de actos) quedan limpiamente ubicados en una planta perfectamente rectangular con fachada principal al oeste.
Si bien la banda de servicios asume la irregularidad en todas las alturas de la medianera, el podio de acceso asume la leve irregularidad de los límites de la parcela por el exterior, lado oeste en la planta baja (en el área reservada para el acceso). La entrada se produce por dos calles diferentes y con cotas desiguales, por lo que será necesaria la utilización de una gran escalinata que permita la subida hasta la cota establecida como cota cero de referencia en una de ellas. Por la otra calle el acceso queda liberado de obstáculos.
De este modo, un solar a priori complejo, proyecta una imagen clara y limpia desde su formalización exterior. El zócalo resuelto con prefabricados de hormigón, al igual que el alzado norte y sur, que enmarcan la fachada oeste. El edificio se abre completamente a lo largo de esta dirección con un gran paramento resuelto mediante una doble piel de vidrio que en su capa más exterior emplea un armónico juego de barras verticales (a modo de código de barras) en las tres alturas del edificio. La imagen proyectada del edificio, lo convierte en un nuevo referente del barrio, mostrando sin miedos su condición de equipamiento público en un tejido principalmente residencial. El resultado del conjunto es equilibrado gracias a la materialidad pesada, tectónica, que proyecta el zócalo en planta baja, y de la materialidad suave, etérea, de las tres plantas superiores.
El edificio utiliza un lenguaje contemporáneo de la arquitectura que, con ciertos riesgos en la impredecible aceptación por el tejido social, se inserta finalmente a la perfección en el denso barrio que lo circunda. El empleo de prefabricados de hormigón y de lamas de vidrio modulados y seriados hacen que el acabado sea excelente desde el exterior, y acogedor en el interior.
JOVC