Situado en el paseo marítimo Pablo Ruiz Picasso, junto al Palacio de Miramar, los Bloques de viviendas del Paseo Marítimo , ocupan una amplia manzana rectangular a la orilla misma del mar. La planta describe un peine de tres brazos que miran y se abren al mar, dejando entre ellos espacios libres de convivencia, zona verde, etc., y actualmente se utilizan como aparcamiento. El módulo de bloques que cierra la base del tridente, continuo y cerrado, hace que la estructura urbanística sólo respire en su fachada al mar. En un inicio, estas viviendas de “clase media” fueron para alquileres, y en ella residían familias de nivel social medio-alto que con el tiempo pudieron comprar estos pisos.
Las “Viviendas Bonificables” fueron una de las formas de promoción y edificación con más ventajas para los promotores privados de viviendas en los inicios de los años cuarenta. los Bloques de viviendas del Paseo Marítimo, conocidos popularmente como las “Casas de Cantó”, fueron un gran negocio, dado que se realizaban con el dinero del Estado, y se alquilaban o vendían, con lo que se conseguían enormes beneficios. En Málaga sólo se construyeron 308 viviendas de las tres edificaciones del Paseo Marítimo.
Lo que hace que este edificio sea de vital importancia dentro de las construcciones coetáneas, es que Mercadal y Cantó recogen la propuesta arquitectónica y urbanística ensayada por Jáuregui en los proyectos de 1937 para el Grupo de viviendas Generalísimo Franco y para las viviendas de Haza Cuevas (1940), la manzana Radburn, manteniendo esa línea de modernidad, por lo que estaría dentro de esas producciones arquitectónicas o urbanísticas de los años cuarenta que podrían considerarse peculiares al utilizar estrategias alejadas de los prototipos autárquicos y que plantean respuestas más racionalistas.
De alguna manera, Juan Jáuregui será el introductor en Málaga de esta forma de ordenación en calles de fondo de saco y manzana Radburn, influencia del planeamiento norteamericano de entreguerras, aunque no llegue a su puesta en práctica hasta la construcción posterior de los bloques de viviendas para Haza Cuevas de 1940 o su proyecto para Grupo Generalísimo Franco II, también en Ciudad Jardín, materializado ya en los cincuenta.
García Mercadal y Cantó, conocedores de los estudios urbanísticos sobre tipologías residenciales y vías de comunicación desarrollados a final de los años veinte, y siguiendo la normativa impuesta por el Instituto Nacional de la Vivienda, plantean un estudio de espacios que sirve de transición entre lo privado y lo público, entre la vivienda y la calle, además de la separación de los sistemas viarios de manera que el peatón y el vehículo nunca se cruzaran, rasgo que hoy ha perdido. El espacio de acercamiento de ambos lo suponen los espacios intermedios focalizados en calles en fondo de saco que distribuyen la circulación peatonal de la manzana. Este tipo de manzana se basa en unidades orgánicas jerarquizadas, que unidas pueden formar unidades superiores. Es un típico ejemplo de la influencia del planeamiento norteamericano de entreguerras en España, que “diferencia una penetración interior rodada en fondo de saco y unas vías peatonales periféricas conectadas con el interior”. O más claramente, una manzana residencial que se crea a partir de unidades más pequeñas, en la que se reduce la invasión del tráfico gracias a la jerarquización de vías (peatonales y para vehículos), y en su interior, define un espacio verde central peatonal, en la que las calles en fondo de saco dan acceso a las viviendas.
Se debe tener en cuenta que todas estas viviendas estaban sometidas a las Ordenanzas de Viviendas Protegidas del Instituto Nacional de la Vivienda (8 de septiembre de 1939 que se completa en 1941) que recogen propuestas del movimiento moderno cuando establecen las composiciones generales, usos, materiales, ordenación, agrupación de viviendas, diseño de edificios, etc., y no debemos olvidar que esta ordenación de bloques de viviendas en “peine” ya se ensayaron satisfactoriamente en los inicios del Movimiento Moderno, por ejemplo en los barrios berlineses diseñados por Walter Gropius, como la Colonia de Viviendas de Dammerstock o el Barrio de Siemenstadt. Esta funcional manera de ordenación con bloques plurifamiliares pervivirá en la arquitectura malagueña del periodo franquista hasta bien entrados los años sesenta.
En alzado, el brazo central del tridente tiene ocho alturas, frente a los laterales con seis, manteniendo la misma línea de imposta que los bloques paralelos; pero esa coronación no resulta pesada porque se le han eliminado los balcones al exterior.
Los detalles ornamentales (escurialenses y vernáculos) intentan disfrazar la sencillez de la composición de los vanos, huecos, balcones y terrazas. Así, en este edificio, junto con el Grupo Generalísimo Franco, se detecta esa “contradicción dialéctica”, dualidad de la que participa este periodo arquitectónico: las Casas de Cantó, una realización de provincias en la que pervive, enmascarado, el lenguaje racionalista de la etapa anterior.
Tanto Fernando García Mercadal como Pablo Cantó Iniesta formaron parte del GATEPAC, aunque es más desconocido que Pablo Cantó alcanzó un reconocido nivel profesional cuando junto con Ramón Aníbal Álvarez redactaron el proyecto para la Iglesia de San Nicolás en Miranda de Ebro, lo que les valió recibir el segundo premio del Certamen Nacional de Arquitectura de 1945.
IHS