El edificio responde a los estilemas de la arquitectura autárquica en su combinación de respuestas a las necesidades funcionales vinculadas al uso administrativo y la consabida disposición al servicio de la propaganda del régimen.
Sobre el solar del Salón Gran Olimpia se levantó una compacta construcción cuadrangular con fachadas a tres calles: al oeste, la principal, a la calle Córdoba, al sur, a la calle Vendeja y al norte, a la calle Trinidad Grund. Consta de un semisótano marcado con línea de imposta moldurada, sobre el que se eleva una primera planta en la que se abren balcones a ras del muro con antepechos de rejería, a la que se accede por una escalera desde la entrada principal; a partir de aquí, separado por un nuevo perfil de imposta un cuerpo uniforme distribuido en cuatro pisos aliviado con la apertura de numerosos vanos de ventanas adintelados en una perfecta organización geométrica; para concluir, una potente cornisa volada da paso a un último cuerpo con galerías abiertas con arcos escarzanos que, en forma de ático, queda retranqueado con respecto al nivel que marca el resto del edificio. La superficie muraria queda sometida a una cuadriculación conseguida a través de la aplicación de un amplio llagueado.
En el eje de simetría se dispone la portada principal, compuesta de triple vano adintelado, más alto el central, perimetrado por un aparejo almohadillado de piedra, rigurosamente nivelado en altura con las placas rehundidas que coronan los vanos laterales que sirven de soporte para sendos relieves alegóricos alusivos a la función del edificio. Sobre la portada, en el primer piso, el rehundido esquematiza en su trazado una serliana.
Las concesiones monumentales se reservan a la portada, elemento significativo a pie de calle, junto a la figuración alegórica, y el ático de conclusión. Estas referencias historicistas a la arquitectura imperial española se combinan con una depuración formal a través del tratamiento sobrio de los materiales y la parquedad decorativa.
BRG