El conjunto residencial Eurosol fue proyectado y construido entre 1962 y 1963 por Rafael de La-Hoz Arderius con la colaboración de Gerardo Olivares sobre una gran parcela situada en el borde occidental de Torremolinos; la operación ordenó un total de 45.232 metros cuadrados de terreno en pleno borde litoral, dispuesto en ligera pendiente hacia el mar y frente al único elemento arquitectónico preexistente en la zona, el hotel Pez Espada. Éste tuvo una gran importancia en el proyecto, pues se situó en el eje de una nueva avenida que dividía en dos y articulaba la nueva urbanización, y como tal aparecía en las maquetas que se hicieron de la misma. Como en los conjuntos contemporáneos de Lamela, en Eurosol adquirieron una importante presencia los aspectos urbanísticos, al crear tejido urbano y nuevos usos para la zona; pero además se concedió en su proyección una importancia fundamental a los aspectos paisajísticos derivados del aprovechamiento de la ligera pendiente del terreno. Así, los arquitectos organizaron los edificios en tres tipos de diferentes alturas según su emplazamiento, a fin de garantizar las vistas al mar de todos ellos y la visualización en perspectiva del conjunto.
En el borde norte, delimitado por el vial rápido constituido por la antigua carretera de la costa, N-340, se emplearon seis bloques de ocho plantas giradas respecto a la calle en unos 45 grados, dedicados a apartotel. Los bloques, que evitan la alineación con la calle, imponen sobre ésta un nuevo orden y ritmo basados en el giro insistente de las fachadas totalmente opacas a la carretera, buscándose el mayor aislamiento del tráfico rodado; por el contrario, los edificios se abren al sur y los jardines comunitarios mediante frentes permeables con terrazas corridas para facilitar las vistas al mar y la iluminación de los apartamentos. Estas terrazas presentan en los extremos un gran vuelo de 5 m sobre la planta baja, reducida al mínimo apoyo y liberada para su uso comercial. La solución estructural a partir de perfiles de acero permite la máxima rentabilidad del material a la hora de dimensionar las luces, además de la citada compensación de los voladizos.
Los apartamentos responden a dos tipos de distribución complementaria, uno cuadrado y de pequeñas dimensiones y otro mayor en planta de L, que abraza a aquél. Son estos el fruto de las investigaciones de La-Hoz sobre la vivienda mínima adaptadas al uso turístico. Todas las células, ocho por planta, se disponen linealmente para favorecer la ventilación cruzada y el soleamiento de todas las estancias.
Este primer conjunto, situado a nivel de carretera por el lado norte, presenta una diferencia de cota de 4 m respecto a la siguiente plataforma, por lo que los bloques descansan sobre amplias terrazas comunicadas entre sí y con los jardines mediante pasarelas; estas terrazas suponen una continuación de la propia calle y se constituyen en auténticos balcones al litoral. Bajo las mismas se dispone una nueva zona de locales comerciales y para uso social, creándose de este modo una especie de basamento que realza y monumentaliza la presencia de los bloques de apartamentos.
El nivel superior de la urbanización y el vial de la costa comunican con el inferior a través de la calle Pez Espada, que tiene por punto focal el hotel homónimo, integrado de este modo conceptualmente a la composición del conjunto. Dicha avenida genera la división del mismo en dos parcelas principales, quedando tres bloques de la zona superior a cada lado de la misma. En la maqueta de la primera propuesta, las dos torres más próximas a esta conexión directa con el hotel eran de 16 plantas, con un claro sentido de hito monumental.
En el nivel intermedio se desarrollan los jardines, que distribuyen y dan soporte al segundo tipo de edificación, nueve bloques de cinco alturas situados escalonadamente sobre el solar y en paralelo al litoral. En origen, estos bloques de menor altura formaban dos pequeños y ensimismados conjuntos de cuatro unidades separados por una serie de irregulares construcciones; el conjunto occidental se disponía de la misma manera que el nivel superior, es decir, con los edificios girados a unos 45 grados con respecto a la calle. Finalmente se ejecutaron nueve bloques dispuestos en paralelo a una calle de nueva creación que venía a subdividir las dos parcelas principales y enlazar y servir a aquellos edificios.
Del mismo modo, en la primera propuesta se contemplaba la edificación de sendas parcelas a ambos lados del hotel Pez Espada, en lo que era el nivel inferior ya junto a la playa. Finalmente solo se edificó una de las parcelas, la situada al este del establecimiento hotelero. En la misma, y ordenados según un esquema en T, se disponen tres bloques, dos de siete y uno de cinco plantas, que al disponerse a un lado del conjunto no limitan las vistas de los niveles superiores. Se solucionaba así la esquina del solar en su zona más próxima al mar, si bien la propuesta quedó incompleta al no rematarse el conjunto con la otra esquina. Desafortunadamente, todo el conjunto ha sido posteriormente desvirtuado por ligeras modificaciones en parcelario original y, sobre todo, la colmatación de las parcelas anejas mediante nuevos edificios de apartamentos que desintegran la unidad del complejo y desvinculan su esquina.
El conjunto residencial Eurosol fue pionero en la introducción del apartamento como tipología de la vivienda turística en la costa del sol, favoreciendo en definitiva un tipo de turismo abierto a las clases medias y no exclusivo de los más privilegiados. Prácticamente coetáneo a las propuestas en la materia de Lamela, la Nogalera y Playamar, el conjunto arquitectónico de La-Hoz y Olivares adquiere como aquéllas connotaciones urbanas al variar ligeramente la trama urbana e introducir en la misma nuevos usos a fin de generar plusvalías. Todo ello contemplado dentro del marco de las primeras grandes promociones inmobiliarias de carácter especulativo en la costa del sol. La incorporación de la zona comercial como basamento de los edificios residenciales, el uso generalizado de la terraza como elemento diferenciador y la importancia concedida a los espacios comunes son elementos que comparte con las citadas urbanizaciones de Lamela; sin embargo, Eurosol añade una muy acertada distribución de las masas buscando efectos paisajísticos y, sobre todo, el dominio de su autor de las técnicas de la construcción en acero, que permiten los grandes vuelos de las terrazas para remarcar la inexistente horizontalidad del conjunto y el dimensionamiento de las luces en las fachadas al mar. La tecnología se incorpora ahora a los métodos productivos de la arquitectura en la costa del sol, introduciéndose incluso en los modos de habitar para buscar la máxima calidad en el ordenamiento del espacio dedicado al ocio. A esto último contribuye decisivamente el empleo de materiales de primera calidad en los apartamentos, como el mármol, el terrazo y el gres para los pavimentos, los revestimientos cerámicos de azulejos en cocinas y aseos, la yesería maestreada para techos y la carpintería interior de madera. La simplicidad de los recursos arquitectónicos empleados y su distribución en amplias superficies de verde destinadas al ocio y al esparcimiento donde no se renuncia sin embargo a los usos comerciales sitúan finalmente a Eurosol en la tradición del Estilo del Relax, tradición a cuyo desarrollo contribuye decisivamente.
IVV