En el momento de construcción del edificio de viviendas «Torre del Puerto», su arquitecto, Luis Blanco Soler, es uno de los veteranos del Movimiento Moderno en España. Sofía Diéguez lo incluye entre los arquitectos de la generación de 1925, a la que se debe la ideación de la primera arquitectura moderna en Madrid. Blanco Soler proyectó el primer edificio construido en la Ciudad Universitaria de Madrid, la Fundación Del Amo, y fue, junto a su socio Rafel Bergamín, artífice de la renovación de la vivienda para clase media que se plantea en la también madrileña Colonia Residencia. Ya en las décadas de los sesenta y los setenta (en el momento de este proyecto), es más conocido como el creador de la inconfundible arquitectura de El Corte Inglés para diversas ciudades españolas.

Situado en la punta de La Malagueta (en la esquina que forma el Paseo de la Farola con el Paseo Maítimo Ciudad de Melilla), el extremo de un paisaje urbano salpicado de altas torres residenciales, con su baja más dieciséis plantas, la Torre del Puerto destaca por su nitidez minimalista y olímpica sobre los edificios vecinos, de gusto más recargado. La estética de su fachada se configura gracias a la curva de amplio radio de la marquesina y la planta baja, junto a la sucesión de terrazas de color marfil en altura, que dibuja un volumen regular de luces y sombras, vacíos y llenos, y que insinúa una sutil contracurva. En altura, la composición es tripartita: zócalo, torre y finalmente coronamiento marcado por la hendidura ininterrumpida a lo largo de todo el ático. Da así la razón a la afirmación de Luis Moya, que dijo de los proyectos de Blanco Soler que conjugaban la modernidad con una gran delicadeza de corte neoclásico. Desde algunos puntos de vista, la fachada da la sensación de un cierto equilibrio inestable, pues bajo su sobriedad volumétrica anida un ligero dinamismo.

En una dimensión urbanística, la Torre del Puerto recibe la réplica de la torre blanca de Lamela, situada en el otro extremo del paseo.

MMB